domingo, 31 de agosto de 2014

Guía para un Dormingo



Levántese moderadamente temprano. No exagere, sólo hágalo antes que los demás, si es que vive usted felizmente acompañado. Si es ése el afortunado caso, bese suavemente a su pareja. Sea cuidadoso: deje sobre la frente un beso leve que sea perceptible, pero no incomode ni despierte. Mejor si acompaña el beso con un abrazo regocijante y agradecible.

Dispóngase para la dicha de la ducha sin prisa. Sólo los Dormingos ofrecen la grata posibilidad humana de disfrutar el agua tibia sin la presión neurótica del reloj y sus horarios laborales y escolares. No desperdicie, pero disfrute. Si le nace, chifle o cante para sí. Incluso si lo desea, no se bañe.

Ya de píe y listo, revise alacena y frigorífico para hacer recuento de provisiones. De él, deduzca un menú para la ocasión. Por favor, evite en todo punto la chafa tentación de los cereales y cualquier otro alimento al que solo se le agregue agua o leche para engullirlos. La cultura de nuestro país ofrece un bastísimo catálogo de platillos para almuerzos dormingueros.

Una amplísima variedad de ellos tiene su base en los huevos (o blanquillos, para evitar confusiones). Rancheros, a la mexicana, estrellados, revueltos con jamón, frijoles, chorizo o hasta salchicha, son opciones que usted podría considerar. Incluso, si está de inspiración y con tiempo suficiente, puede aventurarse a la experiencia transatlántica de la torrilla de patatas. Si su inclinación yanki es irremediable, los hot cakes pueden ser una excepción. Sólo recuerde que quedan más esponjados si usa leche clavel en vez de la regular.

Prepare el café y, mientras toma las primeras tasas, disponga el desayuno y convoque a los suyos a la mesa. Recíbalos con amor como a quien llega a una gran homilía. Comparta el pan y la sal, con el dulce de la mañana y los jugos de las frutas. Procure una conversación inaugural.

Después del desayuno, vaya usted por su periódico. Léalo sin aflicciones, mientras los demás se asean y preparan. Recuerde que nada es para tanto; ni el mundo, ni el país, ni los otros han sido nunca realmente una amenaza. Ninguna noticia, ni mala, ni buena, será nunca suficiente para una historia completa.

Antes de salir de casa, llame a un par de amigos. De ésos de gran valía a los que uno malamente poco procura. Entérese de sus asuntos y hágale saber su estima. Después, visite a algún familiar anciano y prepárese para acudir más tarde a los alimentos como pretexto para el disfrute de las gratas compañías. Relájese y entréguese a su relajación. Vea el atardecer en silencio. Disfrute su vida este día, es Dormingo.




(Dormingo revisitado en la versión impresa de Cambio de Michoacán el 30 de agosto del 2014 y para ser leído como fue escrito: algún domingo de éstos, con un café y en bata de baño, recién salido de la regadera, y escuchando el silencio de una mañana quieta y a solas…)

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