domingo, 11 de mayo de 2014

Mamá


A Itzia, Eri y Ana Lucía, que acaban de ser mamás
A Sandra, que lo es definitivamente
A Coqui que siempre lo será
A Carla, por Naty y Vale
A mi abuela Lilia, por el amor a la vida
Y, por supuesto, a mi Mamá, por la vida del amor.

Manos de abrazo, mirada de abrazo, voz de abrazo, caricia de abrazo, cuidados de abrazo. Abrazo de amor.

Presencia que estuvo allí antes que llegáramos y allí estuvo hasta que nos fuimos. Presencia que ahora está aquí, al lado y dentro de mí. Noches sin fin, días totales. Desvelos y revuelos. En la salud y en la enfermedad, en lo próspero y en lo adverso. De verdad, en verdad. Todo el tiempo, toda la vida.

Refugio de todas las tempestades, catapulta de todas las bondades. Confidente y guía, inquebrantable compañía. Un día alegre en el parque, otro triste dejándole en la escuela. Otra vez descifrando acantilados, cruzándolos sin secuela. Recuerdo a mi mamá curándome con la mirada, ahora la siento sanándome inspirada.

El primer cariño, el primigenio, el definitivo, el fundacional, el fundamental. El latido del corazón. El sentir del suyo, antes que el nuestro. El primer sonido, la primera sensación. El calor y la paz. La protección de su vientre, la seguridad de su regazo. La certeza de la existencia. El faro y la mar, la Mamá.

Después de ella, la intemperie. El aire y la lluvia. No pocas tormentas. Las primeras palabras y los últimos discursos. Gripas demoledoras de noche y abrazos consoladores de madrugada; en su cama que es siempre el recinto más pleno del universo. Prisas por la mañana y besos sin fin el resto de la vida. Un regaño a tiempo y su arrepentimiento a destiempo. Todavía tienen en su haber la sabiduría del amor primero, el principal. Tienen ellas el don de ubicuidad y la eternidad.

Las he visto abrazar a sus crías e iluminar con intensidades el mundo y la vida en encuentro. Uno sólo de sus besos, de esos que dedican a sus crías desde dentro, desde donde los llevaron puestos, basta para crear y recrear la vida en el centro. Puede ser que no se hayan dado cuenta, pero una mamá es lo más maravilloso del cuento.

(Dormingo para leerse como fue escrito: desinhibidamente amoroso. Sabedores que la condición de madres es plural y diversa, no siempre tersa. Escuchando la maravilla de “The Shape of Her Face” de Michael Whalen incluido en la delicia de “Close to the Heart” de Narada)

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