miércoles, 2 de enero de 2013

Fin del Mundo (Canción de Año Nuevo)



A ti, que sin ti me cae que sí se acaba el mundo...

El mundo se va a acabar. Eso está claro. Pero no ahora. Eso, por fortuna, también ya lo está.
Que el mundo se vaya a acabar, por cierto, no quiere decir que el planeta se vaya a acabar, sino que se acabará la vida humana en él (y muy probablemente cualquier tipo de vida natural conocida hasta ahora). Por ello, de entrada debemos reconocer que cuando hablamos de "mundo" hablamos de "humanidad", de su dimensión cualitativa, y que cuando hablamos de "planeta" hablamos de "cuerpo celeste", su dimensión objetiva.

Pero que la vida humana en el mundo se vaya a acabar no tiene nada que ver con nuestros calendarios, ni siquiera con el de los impresionantes mayas. Tiene que ver con el transcurso de eso que hemos dado por llamar tiempo, pero no con eso que hemos dado por intentar determinar como medición del tiempo. El tiempo existe más allá de nuestra conciencia del tiempo, pero la medición del tiempo sólo existe en nuestra conciencia del tiempo y nada más.

Ni los segundos, ni los minutos, ni las horas, ni los días, ni las semanas, ni los meses, ni los años, ni los lustros, ni las décadas, ni los siglos, ni los milenios y ni las hostias existen. Al menos no existen acomodados como los tenemos acomodados y calendarizados en nuestros distintos imaginarios colectivos como los tenemos calendarizados. Su materialización objetiva y objetivizable transita muy por encima de nuestra percepción subjetiva y subjetivizadora. Para los cristianos, se nos está acabando el 2012; pero no para los judíos, ni los mayas, ni los vietnamitas.

El tiempo no existe, transcurre. Nosotros somos los que existimos y lo hacemos gracias al transcurso del tiempo. Por eso, el fin del mundo no sería el fin del tiempo sino el fin de nuestra existencia. Somos tan mortales y tan frágil es nuestra vida, que se nos hace fácil pensar que el mundo se va a acabar así nomás porque a unos genios se les ocurrió decir cosas hace miles de años que aún no entendemos.

Como nosotros sabemos que terminando de leer (o escribir, ups) este Dormingo, podemos salir a la calle, tropezar, rompernos la crisma y morir, pensamos que también así de fácil el mundo se va a acabar porque a unos paisanos se les ocurrió predecir el fin de una era hace un buen rato.

Pero lo cierto es que, aún cuando alguna vez se acabará el mundo con su humanidad, lo cierto también es que aún no. Es más, no sólo no se acabará, sino que apenas está por comenzar.

Esa es la buena nueva para este año nuevo, que este dormiguero desea pleno de buenaventura para tod@s los dorminguer@s de buena voluntad.

(Dormingo para ser leído como fue escrito: preparando la cena de Año Nuevo y escuchando al azotado del Cigala cantando tangos en su espléndido "Cigala&Tango")

No hay comentarios:

Publicar un comentario