A Sandra, compañera en tránsito
A Rolando, camarada en camino.
Sabedores, como somos, de nuestra finita mortalidad, conciente o inconscientemente nos aferramos a las cosas que consideramos importantes como si fueran imperecederas. Quizá de esa forma pretendemos salvar esa ansia por la fragilidad de nuestra existencia, depositándola en la balsa balsámica de la permanencia, a la que los más neuróticos llaman simplemente “trascendencia”.
Pero lo cierto es que ni siquiera las cosas que llamamos “importantes” son para siempre. De hecho, el “siempre” ni siquiera nos viene bien estando metidos, como estamos, en este envase corpóreo con fecha de caducidad. En realidad, todas las cosas de la vida son transitorias y debiésemos vivirlas así, antes que nosotros mismos transitemos. Ya lo dijo el Poeta y lo dijo bien: “todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar”…
Cierto también que, en efecto, de aquellas todas cosas que pasan algo queda (“donde fuego hubo, cenizas queda”… do you remember?) pero lo cierto es eso: que pasan. Y que lo nuestro es, precisamente, pasar. Pero ese no es el problema. Somos pasajeros en tránsito. En todo caso, el reto es que lo vivamos así y lo vivamos buenamente, como ciudadanos andantes.
Como dijera el novelista, se trata de ir por esta vida errante como se va por un camino, no por una carretera. De todas maneras vamos a ir de un lado a otro, de una cosa a la otra, así que es mejor ir por la vida apreciando el paisaje de nuestro devenir, como en un camino, y no sólo con la prisa loca de ir de un lado a otro, de una cosa a otra, de una etapa a otra, con toda prisa y con ansia por llegar. Ya lo dijo mi compadre que en Gloria esté: “lo importante no es llegar primero, sino saber llegar”.
Así las “cosas” más nos vale, literalmente, saber que las cosas cambian. Sobre todo las cosas “importantes” o pesadas. Sólo las pequeñas cosas permanecen, porque nos sobrevuelan. Y nosotros con y en ellas.
(Dormingo para ser leído como fue escrito: sentado en una piedra picuda y escuchando al Grande Yo-Yo Ma y su delicioso “Obrigado Brazil – Live in Concert”, de hechura como para demostrarnos que las cosas cambian también para bien. Dormingo, además, publicado el día en que el Grande Rolando Guzmán Flores decidió darnos su último gran ejemplo, dejándonos suavemente)
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